
Hace unos años (4 para ser exactos) tenía algo conocido como “flash-fobia” (si piensas que lo acabo de inventar, tienes razón). Viendo en retrospectiva entiendo que, como todo miedo, sólo faltaba entrarle para entenderlo y de ahí conquistarlo y volverlo una fortaleza.
Muchos clientes me han dicho: “Me fui contigo porque me encanta la luz en tus fotos”. Lo interesante de esto es que esa luz, en su mayoría, proviene de uno o más flashes, también conocidos como “speedlights”, que son esos pequeños flashes que se montan sobre la cámara y que también se pueden usar de manera remota.

Pero toda historia tiene un comienzo… Hace unos 5 años me hice con mis primeros flashes y estando completamente seguro de lo que quería -lo había visto en internet- ¿qué tan difícil podía ser? Me lancé a hacer una sesión de Catrinas que (en mi mente) no tendría igual. Estando en la locación, con dos modelos muriendo de hipotermia y yo sin la menor idea de cómo usar ese flash, entendí que no era tan sencillo y que la accesibilidad del mismo flash y su fácil uso era clave para lograrlo.

Hubo un momento clave en el que entendí que si pretendía seguir haciendo esto de la fotografía, necesitaba hacerme de flashes que hicieran mi proceso fácil e intuitivo y que definitivamente no era opcional seguir diciendo que “yo solo usaba luz natural”. Esta foto fue la que me lo dejó claro por dos razones.

De entrada, la locación tenía mucho contraste, de modo que si estaba en la sombra, no veía nada y si ponía a la modelo en el sol, se quemaba por completo (y así, la luz natural se fue al diablo). Y entonces vino el momento de experimentar con un flash que Sony me había prestado, el HVL-F60M, y mi -ahora antigua- A77. Como toda buena historia, sucedió por accidente.
Al tener la cámara en modo “WL” de flash (Wireless) y tener mi flash en el modo WL RMT (Wireless Remote) había sucedido la magia. Al dispararse el flash integrado de mi cámara, éste activaba el flash que (por pura casualidad) la modelo tenía en las manos apuntando hacia su cara. ¡Magia! Después de un par de intentos, entendí que con la velocidad/apertura e iso correctos en la cámara, la magia de iluminar era una realidad.
Y lo mejor de todo: era portátil y muy fácil de utilizar. La cereza en el pastel fue que esta foto fue una de las elegidas en mi primer exposición colectiva en Nueva York.

Mi mente explotó en posibilidades, y fue ahí donde entendí que tener uno de estos flashes era literalmente como traer un sol en la bolsa. En un inicio luchaba con el uso de las pilas, ya que entre eso y el hecho de que se calentaban muy rápido, mis flashes duraban poco tiempo.

Fue ahí donde descubrí que además de modificar valores en mi cámara, mi flash podía hacer lo mismo. Todos me habían hablado de las maravillas del modo “TTL” (Through The Lens) y fue justo así como empecé. Lo único que no me habían dicho era que esa función era el equivalente al modo automático de la cámara y por ende el flash gastaba el doble o triple de pila. Seamos sinceros, aunque el modo automático sirve, nunca será lo mismo que tener el control. Y ahí supe que mi flash tenía un modo manual y además de tener un sol en la bolsa podía controlarlo a mi antojo. Si lo anterior era magia, esto era el arca perdida de la luz. Y sabía usarla.

Me tomó poco tiempo entender las diferentes potencias, distancias y equivalencias. Los resultados, y por ende, los clientes, subieron de nivel drásticamente. Me hice de más flashes y mis fotos pasaron de “yo sólo uso luz natural” a “lo que pueda imaginar, se puede hacer realidad”.
Mis fotografías cambiaron drásticamente, mis ideas fueron realizables y el siguiente paso fue hacerme de algunos modificadores para poder modelar la luz (resultó que eso también era una posibilidad).

Hasta la fecha, el 90% de mis trabajos con flash son hechos con 3 flashes HVL-F60M en diversas posiciones y acomodos, con algunos modificadores básicos. Desde muy básicos con un solo flash para simular luz natural donde y como yo la quiero, hasta usando 3 flashes para hacer que las imágenes resalten de manera espectacular.

Lo inevitable sucedió, ya que volví a hacer esa sesión con Catrinas y los resultados excedieron todas mis expectativas, incluso alguna de esas fotos acabó siendo expuesta en Japón. Mi moraleja de esto es que si haces foto, sin importar el estilo de foto que hagas, es vital que te hagas al menos con un flash, que sea fácil de usar, remoto y portátil. Tu flujo de trabajo y tus clientes lo van a agradecer.

*La disponibilidad de los productos aquí mostrados varía entre localidades. Para más información de su existencia por favor ingresa al Website de Sony de tu país.